La ecografía es uno de los métodos de diagnóstico por imágenes más difundidos por su gran capacidad de resolución anatómica, ausencia de radiación y bajo costo. Es una técnica que permite ver órganos y estructuras internas del cuerpo y que no utiliza radiación, sino ondas sonoras de diferentes frecuencias que no son dañinas para la salud. Se utiliza no sólo para el diagnóstico de enfermedades, sino también para el seguimiento y control, por ejemplo, del embarazo.
El ultrasonido diagnóstico, conocido como ecografía, utiliza una forma de energía que, interactuando con el cuerpo humano, obtiene información de las características y composición de los órganos y tejidos de un sector explorado.
La energía empleada por la ecografía es el ultrasonido, una variante de sonido de mayor frecuencia a la audible por el ser humano, que posee las mismas propiedades del sonido. Ejemplo de ultrasonido son los silbatos para perros, que no son audibles por el hombre, pero sí por nuestras mascotas.
El equipo médico o aparato que produce el ultrasonido se denomina ‘ecógrafo’. En él, se trasforma la energía eléctrica de la red eléctrica en ultrasonido por un principio físico denominado ‘piezoelectricidad’.
El transductor del ecógrafo es la pieza donde se produce el fenómeno piezoeléctrico (emite el haz de ultrasonido al paciente y es quien recibe los “ecos” del cuerpo realizando el proceso inverso, transformando el ultrasonido de esos “ecos” nuevamente en electricidad y generando así la información que permite ingresar a las computadoras y ordenarla en forma adecuada para ser vista en forma de imagen).
La ecografía carece de contraindicaciones y el tipo de energía empleada es totalmente inocuo, por lo que es totalmente inofensivo y permite incluso el empleo en obstetricia y pediatría.
EVOLUCIÓN
En 1881, Jacques y Pierre Curie publicaron los resultados obtenidos al experimentar la aplicación de un campo eléctrico alternante sobre cristales de cuarzo, los cuales produjeron ondas sonoras de muy altas frecuencias.
En las dos guerras mundiales, el ultrasonido se desarrolló como método de detección y guía de torpedos para submarinos, lo que dio origen al Sonar (Sound Navegation and Ranging).
En 1951, hizo su aparición el ultrasonido compuesto, por el cual un transductor móvil producía varios disparos de haces ultrasónicos, desde diferentes posiciones, y hacia un área fija. Los ecos emitidos se registraban e integraban en una sola imagen. Se usaron técnicas de inmersión en agua con toda clase de recipientes: una tina de lavandería, un abrevadero para ganado y una torreta de ametralladora de un avión B-29.
En 1957, Tom Brown, ingeniero, y el médico Ian Donald construyeron un scanner de contacto bidimensional, lo que permitió evitar la técnica de inmersión. Tomaron fotos con película Polaroid y publicaron el estudio en 1958.
En 1968, Sommer reportó el desarrollo de un scanner electrónico con 21 cristales de 1,2 MHz, que producía 30 imágenes por segundo. Fue el primer aparato que reprodujo imágenes en tiempo real, con resolución aceptable.
En 1971, la introducción de la escala de grises marcó el comienzo de la creciente aceptación mundial del ultrasonido en diagnóstico clínico.
En 1982, Aloka anunció el desarrollo del Doppler a Color en imagen bidimensional y en 1983 introdujo al mercado el primer equipo de Doppler a Color, que permitió visualizar en tiempo real y a color el flujo sanguíneo. Desde entonces, el progreso del ultrasonido ha sido vertiginoso y, junto al avance de la informática, miniaturización de piezas y rapidez de manejo de la información, se generaron modificaciones que permiten obtener imágenes en 3 dimensiones denominadas, 3D, 4D y 5D.
A inicios de la década de 1980, se disponía de equipos denominados “estáticos”, que permitían realizar imágenes del organismo carentes de movimiento similares a las “radiografías”, con muy pocas escalas de grises. A fines de esa misma década, ya se contaba en nuestra provincia con ecógrafos denominados en ‘tiempo real’, que permiten ver los movimientos del cuerpo, incluso de corazón, con el agregado del sistema ‘Doppler’, que permite estudiar los vasos sanguíneos incluso con la incorporación de color en las imágenes.